El uso del tiempo

Por: Juan M. García Escalada (Psicólogo Social, Sexólogo Social y docente).

“Cuando las cosas suceden con tal rapidez, nadie puede estar seguro de nada, de nada en absoluto, ni siquiera de sí mismo”. 
Milan Kundera
Hay culturas denominada antiguas que pueden dar respuestas en tiempos permanentes y actuales. En aquella cultura Maya, denostada por los conquistadores españoles, adelantada inclusive a lo que la antigua Europa “manejaba”, se perdieron grandes hitos para la cultura mundial.
Cuando se la empezó a descubrir en sus misterios, de lo poco que quedaba, aquello de su ciencia (y que sobresaltó) cuando había predicho que a partir del 2012 el mundo entraba en un comienzo de transformaciones y transmutaciones.
Muchos, para desligarse de ello, lo consideraron un artilugio de brujos y brujas. Todo bien. Pero lo que siempre está bueno es  estar atentos: A veces no queremos mirar lejos para no aceptar las murallas que se han construido para “seguridad”.
Murallas que nos ha llevado a la actual situación de angustias, ansiedades, psicosis en el planeta, que parece olvidarse -entre idas y vueltas, entre mercados y estados, además de odios, gritos, agresiones y muertes- que sólo una Revolución General de la Educación en el mundo puede iniciar un cambio real en las conciencias (más que conciencias) en las inconciencias humanas para que se concientice sobre la importancia de cambiar aquello de Cómo educar, Para qué educar  y Qué educar. Es desarmar todo el andamiaje construido  en decenas y decenas de décadas en aras de llevar al conocimiento como una competencia, contra la naturaleza y, luego, contra el hombre  mismo.
Tal como lo expresa la cita del escritor checo Milán Kundera, hemos venido inmersos en un tiempo de velocidad en la cual no pensábamos (negando nuestras inconsistencias en aras de seguridad, pero nadábamos en la Nada) sino en satisfacer el próximo deseo y, una vez logrado, ir por el próximo. El haber creído en la eternidad de la vida, producto de hacernos creer que el capital es eterno (Capital Eterno - Vida Eterna) hermosa trampa, y nos mimetizamos creyendo que éramos inmortales y nada sucedería a nuestro alrededor.
Mientras soñábamos en eternidades, el mundo infinito y microscópico se movía y nos despertó de un cachetazo. ¿Ahora nos importa el tiempo y la pérdida de él? De qué modo. ¿Para seguir produciendo destrucción de vida?  Ahora… ¡Desesperaciones por la pérdida de un año!
Ese uso del tiempo, comprendiendo que no vamos a ningún lugar sino a nuestra muerte, lo olvidamos, no lo queremos pensar sino en conquistas de juventudes eternas, sexuales, económicas y políticas. Pero, ¿el verdadero uso del tiempo?
Una amiga mía decía: “El tiempo que utilizamos en crear sentido de vida-salud (Total) en nuestro existir, es la inversión más inteligente y en lo que a gasto (inversión) de tiempo se refiere…”
Ése es el verdadero uso del tiempo. La sociedad toda habla de pérdida de tiempo ¿qué tanto se plantea desde la Educación por la supuesta pérdida de tiempo en un año de clases?
La Escuela debería preocuparse por no seguir produciendo educación para competir sino para entender que de qué va la vida. No podemos decirles descaradamente y hacerles creer a los jóvenes que pierden el año (el año escolar) porque si la educación realmente se interesara por el ser humano bien utilizaría el año-tiempo para re-ver los programas de estudio, para construir un ser humano que se  nutra de un humanismo renacentista (que no excluya lo científico- tecnológico- digital) para poder salir de estas cenizas de un capitalismo que ya está muerto, pero se desespera por sobrevivir y el daño que seguirá haciendo todavía.
 Una educación para amar la Tierra, para cuidarla, para cuidarnos, con nuevos modelos de trabajo que no sea de explotación sino convivencia con las diferencias. Usar el tiempo que nunca es pérdida. Ya no puede seguir pensándose la existencia humana en el sentido de “Time is money”, los resultados están a la vista. Cambiar ese Time is Money, por la expresión Maya “El tiempo es arte” el arte de vivir, para sanarnos de nuestras miserias.
Un “año sabático” para aprender más de sí mismos (No es perder el año). Ésa debe ser la tarea de la Escuela en estos momentos. Porque como lo expresó el químico, biólogo y economista Antoine-Laurent La- voisier: “En el Planeta, nada se pierde todo se transforma”.
Claro que una educación sincera y a la altura de las circunstancias, aquí y en el mundo,  requiere de nuestras miradas adultas.
Escribe el escritor portugués Fernando Pessoa “¿…Perderé para siempre los afectos que tuve, e incluso los  afectos que pensé tener?
¿Hay alguien que tenga la llave de la puerta del ser, que no tiene puerta, y me pueda abrir con razones la inteligencia del mundo?

Claudio Minoldo

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