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¿Come va la vita?

“¿Non é veramente straordinario che l´arroganza e la stupidità siano più costanti della prudenza?” Marco Aurelio (121-180 D.C.)

Por: Juan M. García Escalada (Psicólogo Social, Sexólogo Social y docente).

En fin…”Yo salgo cuando se me da la gana y qué…Nadie tiene que decirme nada sobre mis deseos…bla…bla…bla…bla…”

“Estoy todo roto. Es horrible estar solo. Sin la presencia del afecto de nadie.  Los profesionales en su función.  Mi compañera fue importante…”
Por suerte, este señor pudo salir de la covid-19, y que tenga una mejoría plena de su salud sin secuelas. Pero vivió en carne propia la experiencia de algo que te pulveriza los pulmones. Es cierto, él tiene, como todos, el derecho de actuar libremente, pero hay una línea en la cual se anuncia que mi irresponsabilidad puede causar daño a los que me escuchan y me ven. 


Aprender a usar la libertad con responsabilidad es lo que NO hace la mayoría de los medios  de comunicación. No se puede falsear la realidad porque sigue siendo lo más sorprendente que sucede.
Se puede estar de acuerdo o no con el gobierno de turno, lo que no se debe hacer -pero se hace- es mentir, ocultar o deformar la información desde los medios comunicativos. La salud no se debe ideologizar.
Recuerdo mi lejano latín en la adolescencia y leer a Terencio que decía: “Homo sum, humani nihil a me alienum puto”. ¿Por qué lo nombro? Es que soy un humano y nada de lo humano puede parecerme ajeno. 
Todos los países del mundo están lidiando con esta pandemia. Si se recorre el gran espinel mundial vemos las sanciones que se aplican al no cumplir determinadas normas de cuidado.  Se informa  para mostrar determinadas ventajas comparativas, para los otros y en detrimento de nuestro país. Infor- marse de todos lados, escuchar, escucharse  y luego pensar y decidir. 


El gobierno se convenció, por suerte, que no todo es economía, y llamó a los profesionales  afines a la situación actual incluyendo a representantes del campo de la psicología. Porque el ser humano es ante todo un ser emocional que expresa a través de su pensamiento esas sensaciones que racionaliza: Grandes a veces, Miserables otras.
Los costos son muy grandes a nivel mundial. El mismo presidente Trump no habló de la gravedad de la pandemia para no asustar a la población.
No hay que mentir. La verdad es dura pero no enferma, la mentira sí lo hace.
Entonces ¿Come va la vita? ¿Stanno tutti bene?. Y nos respondemos preguntándonos a Cómo va la vida y si ¿Estamos todos bien? ¿Cuál es la respuesta?  Veamos entonces para ubicarnos, al menos, un poquito en esta nueva realidad. Esta pandemia nos mostró sin tapujos que la existencia humana es incertidumbre, no hay   certeza, sólo ilusión de ella. Y ¿cómo actúa ello en nuestra subjetividad y luego en actos humanos en lo social?
También el duelo, la pérdida de algo o de alguien, y entender-aprender que el duelo lleva sus etapas. Hemos perdido supuestas seguridades de la vida. ¡Cuántas manifestaciones en el sentir y vivir! Desde las alteraciones del tiempo, la modificación en las relaciones interpersonales, los vínculos familiares, la convivencia, el uso de los espacios del hogar, las distancias que se instalan. Todo ello y mucho más. Nuevas situaciones, tratar de acomodarse, de entender que hay que asimilar cosas nuevas, buscar adaptaciones para las personas de distintas edades y a la vez conviviendo. Nos encontramos con un incremento de mayor convivencia con nosotros mismos. ¡My God!  Y si encontramos algo dentro nosotros que negábamos y no nos gusta.
Todos atravesamos momentos de tristeza, dudas, de sueños, de enojos, cierta cólera que muchos usan para convocar y provocar, que es una forma de no soportarse a sí mismo y se exterioriza en la imposibilidad de escuchar al otro/a en un sentido solidario y hacer empatía. La pandemia ha puesto patas para arriba las lógicas de cierto vivir y convivir, no sólo en el ombligo nuestro, sino en todos los países del orbe.
Sócrates, el pensador griego  decía:
– ¿Qué deseáis? ¿Tener el alma como seres razonables o de brutos?
– De seres razonables, dijeron.                                                 
– ¿De qué clase de seres razonables: sanos o depravados?
– Sanos, dijeron
– ¿Por qué, pues, no tratáis de poseerla?
– Porque la tenemos ya, dijeron.
Luego dijo Sócrates:
– ¿Por qué estáis en lucha y discordia los unos con los otros?

Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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