Claro que no fue lo mismo sin las tribunas colmadas para los discursos de inauguración de la muestra y sin la gente recorriendo el predio de Malabrigo en busca de alguna curiosidad o detrás de alguna actividad con animales que tanto despiertan el interés de la familia.
Faltaron muchos puestos de comida, promotoras, entrega de folletos y de souvenirs, delegaciones escolares recorriendo con curiosidad el predio, faltó un poco de caos en el tránsito de la 172 Marcos Perdía, y los productores yendo de una charla a un remate o a un concurso.
Pero, claro, con las restricciones en la circulación y con la imposibilidad manifiesta de tener un encuentro masivo de personas, la Sociedad Rural de Jesús María no se achicó, se reinventó y sacó a relucir una edición virtual que sorprendió a propios y ajenos.
Ingresando en el enlace exporuraljesusmaria.com.ar se pudo hacer un recorrido virtual por los stands de distintos comercios, instituciones intermedias, y empresas del rubro que combinó videos, conexiones directas, enlaces a webs y páginas de redes sociales con un diseño muy atractivo. Le faltó un poco de fluidez, eso sí, ya que el recorrido implicaba ir local por local, pero con un botón de retroceso de por medio.
Los reclamos presentes

Magliano también se refirió a los recientes incendios: “De las 42.000 hectáreas que se quemaron, muchas se podrían haber evitado si hubiésemos tenido en condiciones nuestros caminos rurales. Señor ministro (en referencia a Sergio Busso, de Agricultura y Ganadería de Córdoba) llegó el momento de trabajar en la ampliación de las picadas perimetrales. Hemos sido los productores agropecuarios los verdaderos ambientalistas. Hemos hecho una contribución enorme poniendo el cuerpo y siendo solidarios”.
Por su parte, la presidenta del Ateneo, Yamila Mendoza, reforzó el discurso de la entidad: “En un momento donde nuestro mañana está lleno de incertidumbre, el sector agropecuario sigue aportando. Los hombres y mujeres de campo no conocen de descanso. Saben lo que es ponerle el hombro al país a través del esfuerzo y la cultura del trabajo”.
Remates y grandes precios

Por citar algunos ejemplos, la Cabaña La Morocha de Ovidio Otero vendió dos toros por encima de los $ 300.000 (un Brangus a $ 360.000 y un Braford a $ 325.000). Para el resto de los reproductores, el promedio fue de $ 150.000 a $ 200.000.
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