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La incomprensible soledad de Juana Valdez, antes de que la encontraran asesinada

 


La mujer que fue desenterrada el pasado domingo no tenía contacto con familiares ni amigos desde hacía, por lo menos, seis meses. Indignación de mujeres autoconvocadas por esa situación.

La pericia forense sobre Juana Valdez (43) no pudo ser concluida esta semana porque el experimentado médico Nicolás Cámara esperaba resultados de estudios practicados sobre el cadáver de la mujer, cuyo estado de descomposición dificultó en demasía arribar a una conclusión respecto del cómo fue ejecutada.
El fiscal de Instrucción Guillermo Monti se mostró confiado en que la autopsia, finalmente, revelará si Juana fue asesinada con algún arma, con un golpe producido con algún objeto, o solamente haciendo uso de la fuerza corporal.
Monti minimizó la hipótesis de que el único imputado por el crimen, Antonio Jeremías González, haya necesitado ayuda para proceder al enterramiento de la mujer.
Con estacionar en la oscuridad de la calle 124 de Colonia Caroya e ingresar al bosquecito donde finalmente fue encontrada resultaba suficiente como para trabajar sin prisa, sin testigos, y sin dejar evidencias.
La data de muerte de Juana fue fijada en, por lo menos, tres meses anteriores al enterramiento. Pero incluso desde antes de ese tiempo, nadie pareció haberse percatado de su ausencia. Ni sus cuatro hijas, ni su expareja, ni sus seis hermanos y hermanas, ni los padres. Tampoco lo advirtió el vecindario.
Su ausencia no había sido radicada en ninguna comisaría ni tampoco en la Justicia. Como si fuese una auténtica NN.

Un clamor indignado

Conocida esa precaria situación afectiva de la mujer, un grupo de mujeres autoconvocadas decidió improvisar una movilización durante la noche del lunes pasado para clamar por Justicia.
Y emitieron un comunicado muy fuerte donde dejaron de manifiesto esa preocupación por la  indiferencia con la que Juana transitó sus últimos meses de vida.
“Estamos aquí por bronca, por la impotencia de no saber qué más hacer para que no nos maten y nos abandonen tiradas como perros en un descampado”, señalaron en la parte más fuerte del manifiesto.
“Estamos -añadieron- aquí para pedir no sólo Justicia sino que las autoridades nos ayuden a prevenir. No queremos otra muerte para despertar del horror en lo que se ha convertido el solo hecho de ser mujer”.


En la explanada del ferrocarril, la abogada Gabriela Mira dirigió unas palabras cargadas de emoción, al tiempo que formuló reclamos concretos para el desempeño institucional en el tratamiento de la problemática de la violencia doméstica, en especial en contra de las mujeres.
“Cuántas muertes más hay que sumar para que alguien de la cara y se haga cargo de lo que está pasando. Nos tiene que unir el dolor”, señaló con énfasis la abogada.
Mira recordó que, con al auspicio de la delegación local del Colegio de Abogados, se formuló un pedido para la creación de un juzgado especializado en violencia de género y familiar, una unidad judicial para Colonia Caroya, y otro fiscal más para los tribunales de Jesús María.
Fue momento para recordar también recientes e históricos femicidios y a sus víctimas: María Eugenia Cadamuro, Wanda Navarro, Denise Vergara, Verónica Tottis, y María José Urbaneja.

Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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