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Reflexiones “no oficiales” sobre los primeros 10 años de la declaración de Patrimonio Mundial de las Estancias

Por: Carlos A. Page (Arquitecto, doctor en Historia e investigador del Conicet)


La noticia de estos días fue el fallido traslado de un santafesino o cordobés de confusa identidad. Pero aún está abierto el debate montado sobre una espuria discusión acerca de unas cocheras subterráneas que supuestamente afectarían la zona de amortiguación de la Manzana Jesuítica. Con esto, en realidad, se está desviando el verdadero eje de un debate serio sobre el “Patrimonio de la Humanidad”.
Ahora se ruborizan con el entorno, negando y mirando para otro lado las espeluznantes intervenciones que se llevaron a cabo en la última década en los mismos monumentos. Para eso traen el fantasma que la Unesco quitará la nominación y se olvidan de las barbaridades que se hicieron en la última década.  
Recientemente, presenté en las Jornadas del Comité Argentino del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) en Tucumán, un trabajo titulado “Reflexiones “no oficiales” sobre los primeros 10 años de la declaración de Patrimonio Mundial de las Estancias Jesuíticas de Córdoba”. (Trabajo completo en http://www.carlospage.com.ar/wp-content/2008/06/carlos-page-reflexiones-sobre-los-10-anos-de-la-declaracion-de-las-estancias-jesuiticas.pdf). La presentación causó desde estupor hasta plena adhesión de profesionales y sobre todo especialistas en conservación del patrimonio.
Expuse los innumerables y correlativos desaciertos en la gestión del patrimonio jesuítico que se realizaron en esta última década, haciendo una clara diferencia entre oportunismos mediáticos y políticos, con quienes realmente se comprometieron con la declaración.
Las intervenciones arquitectónicas que sufrieron los monumentos, son una historia reciente ampliamente documentada en el trabajo, que comenzó con la Manzana Jesuítica, cuando el por entonces rector Hugo Juri decidió la refuncionalización del antiguo Rectorado, pero su alejamiento hacia el Ministerio de Educación provocó un verdadero caos en el proyecto que tomó a su cargo el arquitecto Miguel Angel Roca, imponiendo metodologías muy contrarias a la conservación del Patrimonio, hasta llegar a levantar la ahora tristemente famosa “escalera de Roca”, exponente de un exacerbado egocentrismo, que se amplió al descarne de muros y otros “pecados” en la conservación de monumentos.
Bien puede sumarse a ese apodillo el de “las molduras de telgopor de Correa” en Santa Catalina, víctima de increíbles acciones no autorizadas desde la Comisión Nacional de Monumentos, que también contemplaron nada menos que la sustitución de los revoques originales. Más patéticos son los conocidos “baños de la Gorgas”, construcción “destemporalizada” levantada en 2006 que envalentonó a la autoridad del Museo de Alta Gracia y los desacertados asesoramientos que tuvo para construir en el patio de la herrería (o ahora “de los baños”) un sutilmente denominado “Anexo Museal”, para albergar el casi medio centenar de empleados que tiene la institución. Según se informó oportunamente la obra se levantaría con 260 m2 y una inversión de $ 621.955. Pero ante la presión ciudadana se detuvo la absurda iniciativa. Pero no quedó allí pues luego se conformó una triangulación entre el municipio y el Banco Nación para que este último cediera al Museo parte de su terreno (ubicado en la esquina del monumento) para su Anexo, transgrediendo las varias ordenanzas de protección del patrimonio que tiene esa ciudad. Además, la municipalidad de Alta Gracia llegó más lejos y tomó determinaciones por su cuenta sobre el “Patrimonio de la Humanidad”, interviniendo en el cementerio y hasta revocando y pintando la iglesia. Obviamente, sin autorizaciones correspondientes.
Todas estas acciones fueron impunes a la Comisión Nacional de Monumentos, que debería velar por estos bienes. Pero los hechos apuntan a la nula intervención del Comité de Patrimonio de la Unesco, que demostró su desinterés e irresponsabilidad en custodiar este patrimonio, manejado por “capataces de estancias”.
Incluso y hasta con el tema del Banco Nación intervino el defensor del Pueblo, quien solicitó que los representantes de la Unesco en Argentina pidan la autorización o no, de la intervención. Pero como la Unesco no respondió (y jamás respondería) se entendió arbitrariamente que la no respuesta llevaba implícita la autorización de la construcción.
Este tema en particular junto con las aberraciones que se están cometiendo en la Quebrada de Humahuaca (Declarada en 2003) se trataron en el mismo evento solicitándose un rotundo repudio a las acciones emprendidas y una urgente intervención de los organismos competentes para que detengan esta sumatoria de desafortunadas intervenciones. Incluso yo mismo en particular solicité ante el organismo que intervenga la Justicia y se condenen acciones y personas que violan las normas legislativas. Un acto que los cordobeses deben escuchar.

Fuente: La Mañana de Córdoba, Suplemento Universitario, Córdoba, 02 de junio de 2011
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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