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Para Sebastián García Díaz, hay omisiones del gobierno en el control de las drogas

El ex funcionario provincial de Prevención de la Drogadicción y el narcotráfico estuvo en Jesús María presentando su libro “Favelización de Córdoba - droga, poder y burocracia”.

Todo funcionario que se va enojado de un lugar en un gobierno, escribe un libro. ¿Es éste tu caso?
- (Risas) El libro fue una buena propuesta de la gente del Emporio (Ediciones) que me dijo  “por qué no ordenás y escribís toda la información que has acumulado”, y me pareció una forma de dejar un testimonio porque yo llegué a la Secretaría con una visión sobre el problema de las drogas muy parecida a la de los ciudadanos. Pero, adentro, me di cuenta que el verdadero problema eran los grandes volúmenes de droga operando y utilizando Córdoba como centro logístico y ahí estaba el verdadero problema. Inclusive, aprendí que el menudeo que nos precupa mucho a los padres (de los dealers en los barrios o en los boliches) es en realidad la caja chica que tiene el narcotráfico en Córdoba para financiar toda la operación logística que tiene. El verdadero problema son los camiones con dos mil o tres mil kilos de cocaína llegando por el norte, tomando barrios y zonas del Gran  Córdoba para fraccionar, cocinar. Tienen 200 millones de dólares al año para utilizar en Córdoba y por eso corrompen cualquier cosa. Y además, empiezan a utilizar otros mecanismos como prostitución, trata de personas, y ordenan a los “choritos” de la zona con los que arman una suerte de red muy complejo que es muy difícil desbaratarlo.

El hecho de que cuentes estas cosas y estés vivo ¿le resta credibilidad a tu testimonio?
- Todos mis seres queridos me decían “dejate de embromar, no saques el libro”. Sin embargo, creo que he llegado a un pequeño punto donde uno empieza a tener una cierta cobertura porque el propio gobierno sabe que si a mi me llega a pasar algo eso sería muy grave para ellos. A esta altura, cada vez tengo menos dudas sobre la vinculación entre poder y narcotráfico. Si sacás el cálculo de que por semana, solamente para darle al consumo interno, necesariamente tienen que ingresar 600 kilos de cocaína y 1500 kilos de marihuana. Esto no es ¿cómo hacemos para agarrar un tipo con 14 kilos de droga que baja de un ómnibus? Estamos hablando de volúmenes muy importantes. Que el gobierno me siga diciendo que no sabe dónde está, no hay forma. Al gobierno no le convendría que a mí me pase algo. Por lo menos, es lo que yo mismo me digo.

¿Has recibido amenazas concretas?
- No. En realidad, la única amenaza que recibí a lo largo de mi pequeña historia con este tema ha sido de los bolicheros. Pero no ha sido amenazas veladas sino directas. Cuando empecé a molestar con esto del control del alcohol y aplicar la ley 24788, los tipos me hablaban por teléfono y me decían “dejate de joder que te vamos a hacer cagar”. Pero ésa fue la única amenaza.

¿Te fuiste decepcionado del gobierno o tus expectativas estaban atenuadas antes de asumir el cargo?
- Me fui decepcionado. Cuando Schiaretti nos convoca, sabía que éramos un grupo muy independiente, no éramos tipos de quedarnos piola, tranquilos. Tomé eso como una garantía: si crean una Secretaría, la votan por unanimidad, y llaman un independiente, alguna voluntad tiene que haber. Para decirlo en términos callejeros: me la creí. Después, como cuento en el libro,  a medida que fue pasando el tiempo y no me dejaron hacer la unidad de control móvil de las rutas, no me dejaron controlar los 300 boliches más importantes de Córdoba (el 50 por ciento de las ventas de drogas según nuestro relevamiento se hacían allí). Y así sucesivos no hasta que me dieron el golpe de gracia con el presupuesto que e asignaron para 2010 que era casi el mismo que tenía cuando asumí. Ahí, me dije que no había voluntad porque con la plata que actualmente tiene el secretario lo único que podés hacer es folletitos, cartelitos, pero no podés hacer prevención ni asistencia porque es muy poca plata y eso revela el nivel de compromiso que existe.

¿Esos “no” que recibiste te dieron pistas sobre la vinculación de la que hablás entre poder y narcotráfico?
- No tengo una prueba concreta porque si no la llevaría. Pero con una sola frase de puede resumir la respuesta: un camión con mil kilos de cocaína son entre 10 y 12 millones de dólares subidos arriba de un camión. Nadie sube 12 millones en un camión y le dice “largate y si te agarran, te agarran”. Que solamente en Córdoba digan que por año han agarrado 80 kilos de cocaína o 50 de marihuana, esos resultados tan escasos, a mi me da la sensación de que al menos hay una omisión dolosa. Aquí hay alguien que tiene que tomar decisiones y que no las está tomando. El narcotráfico invade.
Si yo, desde el llano, sigo recibiendo información sobre días y lugares donde se vende droga, si abundan tanto los datos, que el gobierno no reacciones es por lo menos una omisión dolosa. Alguien debería ir preso por no tomar las decisiones que hay que tomar.

Tu proyecto Primero La Gente preexiste a tu función como secretario de Prevención de las Drogas, pero ¿Cómo se conjugan las dos cosas?
- A primer vista, podría decirse que es un tema que políticamente nos ha hecho conocer y posicionarnos. Ésa sería la parte buena. Pero la parte complicada para el proyecto político es que hemos quedado tan comprometidos con este tema que, en realidad, es difícil hablar de política. Ahora, en Jesús María venimos hablar de este tema. Pero puertas adentro del partido estamos discutiendo cómo vamos a hacer para avanzar en el futuro fuera del tema drogas y, hasta ahora, no le hemos encontrado mucho la respuesta. Estamos tan metidos, tan comprometidos con el tema que, por ahora, lo hacemos con gusto. Pero, efectivamente, el proyecto político se ha complicado un poco.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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